Una novela que explora la sexualidad y el éxtasis a través de sus personajes, que se atreven a transgredir sin dejar de ser encantadores.
Recorrer las páginas de Las ninfas a veces sonríen es como leer el diario de una adolescente que conjuga el deseo hasta los límites del infinito.
"En ese entonces me daba por tocarme todo el tiempo. Fluía. Me desbordaba. Jugueteaba con mis aguas." Así comienza Las ninfas a veces sonríen, nueva novela de Ana Clavel, una escritora que en cada libro cambia de piel. Ahora vuelve como una pequeña diosa, más viva que el deseo, una ninfa que nos seduce con su inocencia como hace con un "caballero de manos dulces", mientras corta flores del camino.
Novela de iniciación de una adolescente que borda con fantasías su propio paraíso, erótica y sensual, Las ninfas a veces sonríen nos presenta un juego de perversiones desde una mirada femenina. Cuenta con detalles un despertar sexual a veces con otras "ninfas" o "ángeles" o "faunos", a quienes les da por besar, sorber o tocar. "En ese tiempo le daba por tocarme todo el tiempo. Era un bardo de un mundo ajeno", murmura antes de encontrar a su príncipe.
La brevedad es una virtud en las novelas de Ana Clavel, quien ha recurrido al travestismo literario al escribir como hombre en Cuerpo náufrago y ha declarado que "el narrador se disfraza, al momento de narrar, a veces asumiendo un género diferente respecto al que firma el escrito". En su nueva novela, sigue explorando la sexualidad y el éxtasis a través de sus personajes, que se atreven a transgredir sin dejar de ser encantadores.
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